San Martín sufrió más de la cuenta para ganarle a Juventud Unida

(Ciudad de Esquel, domingo 15 de marzo de 2009). - El Santo tenía para ganarlo cómodo y jugaba con uno más, pero se confió y debió sufrir hasta el final para triunfar 5-3 sobre el equipo de Costa, el único que lo había vencido en la rueda inicial.
Tres veces Juan Chaura, Juan Martín Robaccio y Mauro Delgado (volvió luego de una distensión de ligamentos) marcaron en favor del líder, mientras que todos los tantos del perdedor fueron anotados por Hasam Amado, uno de penal.


PINTABA PARA GOLEADA
El primer tiempo fue de total dominio de San Martín. Luego de unos primeros minutos donde daba la sensación de que Juventud Unida plantaría más lucha en el medio y manejaba mejor el balón, poco a poco los dirigidos por Luis Medrano comenzaron a tranquilizarse.
A partir de los diez minutos, el local movió la pelota como sabe hacerlo y complicó a una defensa del equipo de Gobernador Costa que sufría sobremanera por los costados.
Víctor Antieco y Daniel Márquez, cuyo pase pertenece al conjunto que hoy comando tácticamente Andrés Martínez, el primero por izquierda y el otro por derecha, se hacían una fiesta.
Primero, Diego Reynacul obligó una buena tapada de Mauricio Elgueta y en la jugada siguiente Antieco la tiró por arriba. Iban trece minutos y cinco más tarde, empezó a darle forma al triunfo. Márquez corrió por derecha, vio a Juan Chaura solo en el medio, se la dio y el goleador la punteó ante un Elgueta ya vencido.
Sobre los 26, salió un tiro libre para Reynacul, dos jugadores de Juventud Unida fueron a presionarlo, el jugador del dueño de casa cayó y Marcos Gorosso observó alguna infracción fuerte de Hugo Quilaqueo, lo que motivó que le saque roja directa. Para colmo de males en contra del cuadro costense, cuando se jugaban 28 Elvio Huaquilaf quiso controlarla, el viento le jugó una mala pasada y apareció solo por atrás Chaura, para capitalizar la pifia y convertirla en el 2-0.
Lo que siguió fue todo un dominio del Santo, controlando el balón o cediéndoselo a un rival que complicaba poco y nada pero que luego de la expulsión, pese a quedar con tres defensores, no sufrió tanto en la retaguardia.

SE CONFIÓ Y SE COMPLICÓ LA VIDA
San Martín salió a jugar el segundo tiempo y por momentos subestimó a su rival. A los cuatro minutos, Tomate Reynacul estrelló un remate en el travesaño y dos más tarde Daniel Monsalve remató y la bola pegó en la parte externa de la red.
Luego de eso, Juventud Unida intentó, con más corazón que fútbol, alcanzar el ansiado descuento. Y lo logró cuando se jugaba el minuto once, dado que Hasam Amado quedó solo frente a Gerardo Lefipán y le dio suspenso a un partido que minutos antes parecía definido.
No generó más peligro el cuadro de Martínez y tampoco lo hicieron los jugadores del líder hasta los 20. Un córner perfectamente ejecutado por Lautaro Silva y un certero cabezazo de Juan Martín Robaccio parecían nuevamente poner el partido en el freezer: 3-1.
San Martín controlaba a placer pero con algo de suficiencia, movía la pelota de lado a lado y no se preocupaba por arrimarse al portero Elgueta. Lo pagó con sufrimiento.
A los 32, Amado volvió a descontar pero a los 35 , el ingresado Mauro Delgado, que volvía de una lesión, hizo un muy lindo gol picándosela al guardameta. Aunque parezca increíble, recién allí se hizo emotivo el encuentro.
La visita no se rindió y siguió buscando por todos los medios. Hasam Amado, solito y solo, la tiró por arriba a los 37, a los 40 Denis Martínez obligó el esfuerzo de Lefipán y llegó la polémica. Es que Domingo Trafiñanco se escapa frente al arquero, iba a quedar mano a mano, estaba entrando al área, Robaccio lo derribó y el juez observó el penal. Sin embargo, no lo sancionó como último recurso y solo sacó amarilla. Otra vez Amado convirtió el tanto esperanzador para Juventud Unida sobre 43 minutos. Faltaba una eternidad.
Tanto que Chaura tuvo tiempo de perdérselo sin marcas frente a Elgueta y, para acabar con las dudas, en el tercer minuto adicionado marcó el definitivo 5-3 haciendo inútil la estirada del portero.
San Martín ganó bien, pero se confió en demasía, se complicó solo y terminó con el corazón en la mano frente a un rival que no se rindió jamás.

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