Opinión. Se mató “el Peke” Castillo.

Un joven de tan solo 18 años decide quitarse la vida cuando apenas, precisamente, había comenzado a vivir. ¿Por qué lo hizo? ¿Estaba enfermo? ¿O el ambiente que lo rodeaba lo enfermó hasta estallar?
¿Cómo puede un padre, aunque muy joven él, dejar sin un padre a una beba que en diciembre cumplirá su primer año de vida?
¿Se mató “el Peke” o lo mataron? y esto va más allá de la investigación de la justicia, del hecho policial. Porque cuando digo que lo mataron no digo que el arma tumbera lo haya disparado otras manos, digo que el entorno lo terminó matando.
Siempre llegamos tarde. Nos preocupamos de la droga y del alcohol cuando es demasiado tarde. Al “Peke” Castillo, me consta, lo intentaron salvar de varias maneras. Pero la pelea es desigual.
¿Cómo se puede pelear ante gente que fabrica armas tumberas y que obligan a un joven a emborracharse, a consumir droga y también a venderla?
El “Peke” era victima dentro de una sociedad que muchas veces miramos para otros lados, que no nos metemos, que somos indiferentes.
Hablamos de la juventud, nos llenamos la boca hablando de los jóvenes y nada hacemos por ella.
Se mató el “Peke” Castillo delante de nuestras narices y nada hicimos por impedirlo o hicimos poco.
O lo que hicieron mucho, nada de recursos tienen como darle un trabajo, un estudio, una vivienda digna para que él, que con tan solo 18 años pueda vivir feliz junto con su pareja y su pequeña hija.
Me consta que el “Peke” quería salir adelante.
Fue una pena que mucha gente que aplaudió cada una de sus victorias arriba del ring, nada hiciera para que el Gabriel pueda ganar el combate más difícil, el de la vida.
Gabriel Castillo no eligió tener esa vida, al “Peke” lo llevaron por esos caminos.
Yo lo conocí siendo boxeador. El lunes, con todo el dolor del alma, el “negro” Sosa me dijo que tenía unas condiciones terribles. Siempre me llamó la atención del “Peke” su carita de nene llena de rulos, que lo que menos cara tenía, era de boxeador.
Quedará ahora en apuntalar a una adolescente que se quedó sin su pareja y con una criatura a cargo para que la historia trágica del “Peke” no vuelva a repetirse.

Carlos “el Chavo” Ortiz
Periodista

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