(Publicado martes 1 de junio de 2010).
La organización de la Copa del Mundo tiene dos compromisos inminentes. Brindar las mejores condiciones para el Mundial y llegar a tiempo.
Los once días que nos separan del inicio de la competencia parecen pocos para todas las tareas que deben realizar de aquí al 11 de junio.
En el recorrido por las veloces vías de circulación para los automovilistas, se ven grandes grupos de trabajadores poniendo en condiciones algunas carreteras y sus adyacencias.
Desde el asfalto al costado del camino, los trabajadores se reproducen en la gigante Johannesburgo.
Las tareas de acondicionamiento también están presentes en los hoteles con operarios arreglando baños, pintando paredes y decorando los ambientes.
Los medios de transporte tampoco funcionan aún como se proyecta que lo harán en sólo diez días.
Las estaciones de tren están en proceso de construcción y las máquinas aún no circulan.
La mano de obra empleada es realmente importante.
En cada uno de los innumerables puestos de trabajo no hay menos de doce operarios, pero nadie tiene las respuestas sobre lo que sucederá cuando termine la competencia.
El centro de prensa tampoco escapa, por ahora, de esta lógica
Señales de internet no habilitadas y salas, como la destinada a los medios gráficos que recién comienzan a construirse.
Los periodistas y técnicos conviven con trabajadores que colocan alfombras, cortan el césped y decoran al inmenso lugar donde se concentran muchos de los medios de comunicación más importantes del mundo.
Un lugar similar al predio de la Sociedad Rural en la ciudad de Buenos Aires.
Ocho salas, algunas de más de 300 por 300 metros, restaurant, tiendas de telefonía ropa y regalos, y hasta un cine que proyectará los partidos.
Más allá de las demoras y de lo apremiante que es el tiempo, la confianza de los organizadores en que se llegará de la mejor manera es plena y el esfuerzo del pueblo total.
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